miércoles, 27 de abril de 2011

No te fies.

Hay personas de las que no te puedes fiar.

Lo necesitaba para estudiar ampliación de matemáticas.
La hipérbolas me dijeron que lo encontraría al final de sus ramas.
El seno y el coseno solo coincidían en un punto, no tendían a decirme nada, solo que en sus alrededores no se encontraba.
A los polinómios les daba igual, sabían que ellos podían alcanzarlo, pero no les importaba dónde estaba.
Se hizo de noche, los astroides relucían en la noche. La luna era más esférica que nunca.
Un hiperboloide hiperbólico, muy amable,me dijo que me montara en su silla, que sabía donde se encontraba.
Tras días de búsqueda, allí lo encontramos, al logaritmo. Lo habían puesto a jugar al escondite, y no encontraba al cero...

Hasta de los amigos, hemos de desconfiar...

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