lunes, 17 de enero de 2011

Calcetines desparejados

Haciendo memoria de los dos años que llevo viviendo como universitario en Sevilla, me pongo a pensar en qué ha cambiado mi vida con respecto a mi tierra...

Tras darle vueltas, he llegado a la conclusión que lo que más ha cambiado sin duda... han sido mis calcetines. Esos pobres calcetines lisos, de cuadros, tobilleros, negros, blancos, grises... Que se han quedado sin pareja... ¡Para apuntarse a algo mejor! ¡Todos de la mano! O más bien de los pies =) 

La verdad que el día que me toque quitarme los zapatos en una mezquita, o en una casa con suelo de parqué, algo de vergüenza me entrará, como ya le entrara al presidente del banco mundial Paul Wolkowitz.

Otras de las cosas que practico es el arte del planchado sin plancha. Y es que tras múltiples experimentos mediante el método ensayo-error, he llegado a la conclusión de que la ropa no hace falta plancharla con una plancha, las pocas arrugas que pueda tener se le quitan cuando te pones cualquier prenda. 

Y si hablamos de cosas fútiles, qué decir de ese arte de hacer la cama... 
Llámenme sucio, pero la vida es demasiado corta como para pasárnosla colocando nuestras pertenencias en su sitio (hasta un cierto punto de higiene y orden jajajaja). 

La materia no se queja.

Salú

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